Siempre he amado la magia, seres fantásticos, la naturaleza y los colores que ésta tiene dentro y fuera, así como todo lo que es el concepto de infancia, la inocencia y la diversión. En 2016 comencé a bocetar pequeñas personitas, no eran hadas, duendes ni humanos como tal. Eran como una nueva versión de todo lo humano en chiquito, niñas que vivían en la naturaleza, pero que nadie puede ver. En su mundo, a pesar de ser niñas, realizaban cualquier actividad cotidiana que un adulto.

En el año de 2017 conocí por primera vez la técnica de acuarela.  El boceto estaba hecho, los colores en mi mente también; un rosa claro con toques morados, pero en cuanto a la técnica, no tenía ningún conocimiento; agua, pigmentos y pincel, fue todo lo que tenía. Así que comencé a ocuparlo como pude, y usando azules, y rojos para "lograr" lo que imaginaba, terminó algo totalmente diferente. El primer y único nombre que vino a mí, me dio calidez y amabilidad, pero a la vez fuerza y sabiduría. Así nació mi primera niña a color, en su hogar que era una flor de lirio. Y comenzó un gran sueño.